Los acontecimientos vividos a raíz de la crisis socionanitaria motivada por la COVID-19 han acelerado todos los procesos dentro de un sector sometido a cambios tecnológicos y normativos constantes. Carlos Momplet, CEO de ELIWELL y TEWIS, y Alfonso Olcina, Sales Manager Director de esta última, nos aportan una visión conjunta del subsector de los fabricantes de equipos y componentes de control, donde la capacidad de adaptación al cliente resulta fundamental si se quiere ser realmente eficientes y sostenibles.
¿Cuál es la labor de los distribuidores de equipos y componentes en la cadena de valor del frío?
Adaptabilidad. El sector de la refrigeración y sus destinatarios se enfrenta a constantes cambios normativos a los que hay que sumar los fuertes cambios climatológicos, sociales o económicos que estamos viviendo en los últimos años. Esta situación nos obliga a ir siempre por delante para poder ofrecer un servicio verdaderamente eficiente y sostenible.
La capacidad de adaptación al entorno, al clima, al espacio, a las diferentes demandas de potencias… resulta fundamental para mantener la cadena de valor del frío y asegurar la calidad de alimentos, productos farmacéuticos o de las propias personas.
¿Cómo ha evolucionado el sector en los últimos años?
Antes de hablar de una evolución como tal creo necesario señalar que la toma de conciencia como un sector esencial para la sociedad y nuestra responsabilidad para con el medioambiente ha sido fundamental para cuanto hemos vivido estos últimos años.
Como decíamos con anterioridad, nuestro sector está sujeto a cambios permanentemente. La sostenibilidad y la reducción de las emisiones de efecto invernadero, sin perder de vista la eficiencia, siguen marcando nuestra hoja de ruta.
La crisis socio-sanitaria vivida con la COVID-19 ha acelerado o cambiado las reglas del juego. La innovación a través de la digitalización se ha convertido en la palanca de cambio para ganar competitividad, incrementando el valor añadido de todas la áreas operativas de nuestras empresas.
La innovación aplicada a productos, a tecnologías o a procesos resulta fundamental para poder hacer frente a todos los cambios o exigencias del mercado. Solo a través de la innovación seremos capaces de adaptarnos a la realidad que vivimos y lograr un verdadero retorno de la inversión para todas las partes implicadas. Sin innovación no podremos ser eficientes ni sostenibles.
Así pues, podemos ver cómo los sistemas de control han dado un salto de calidad para lograr alcanzar mayores cuotas de eficiencia. También podemos ver esa evolución de nuestro sector en los sistemas y equipos que han ido surgiendo o la adaptación de los mismos a las necesidades inmediatas de espacios, potencias y economía.
Esa innovación o evolución, ¿es igual para todos?
Evidentemente no. Los cambios y avances tecnológicos se suceden con demasiada rapidez. La transformación digital abre nuevas oportunidades pero también grandes brechas, pues implica grandes esfuerzos que no todos pueden asumir.
Desde el punto de vista del cliente esas diferencias son muy parecidas, existiendo grandes contrastes entre instalaciones, algunas de ellas, una gran mayoría, obsoletas. Está claro que revertir esta situación, modernizar el parque de instalaciones, supone una gran inversión pero, a medio-largo plazo, la rentabilidad está asegurada al igual que la reducción de consumos y emisiones.
¿Cuál es el estado actual de la tecnología?
La industria 4.0 es ya una realidad. No sólo se trata de cambios en cómo hacemos las cosas, sino la manera de relacionarnos con nuestros clientes, las experiencias que somos capaces de generar. Si no hubiéramos evolucionado todos estos años no hubiéramos llegado hasta aquí como sector. La hiperconexión, la omnicanalidad… son esenciales para entender el momento que vivimos.